El tener un hijo te adentra a diario en lo desconocido. Se como un río. Siempre presente y siempre fluyendo...

Sobre las formas de Nacer y parir por Tere Puig 
Un artículo hermoso, certero y claro


Cualquier forma de nacimiento que confronte a la mujer es un llamado del hijo, pidiendo respeto, aceptación y libertad de ser. Cualquier parto que no cumpla con las expectativas de la madre, es un llamado del hijo a la rendición..."

Parir hace referencia únicamente a la mujer, nacer hace referencia al bebé, y también a la mujer y al hombre, no olvidemos que en ese instante nacen un hijo, una madre y un padre. Se habla siempre de lo mejor para el bebé, pero seguimos usando la palabra parto, que hace referencia solo a la mujer… sentimos que es mucho más coherente hablar de nacer.

Probablemente esta palabra nos recuerde que la forma del nacimiento viene también influenciada por la voluntad del hijo. Si la mujer ignora este hecho, el “nacimiento” puede sorprenderla y caer fácilmente en la frustración, ya que ella esperaba un “parto” distinto.
El hijo que nace de una forma que la madre no esperaba, le recuerda que es distinto a ella, que cada uno tiene su propio camino.
El hijo pide aceptación y respeto en esa diferencia. Muchos lo hacen ya desde el vientre y otros a lo largo de la vida. Lo importante es que sepamos escuchar esa llamada. Sin embargo insistimos en cambiar la decisión de la forma de nacer de los hijos. Los hay que nacen de nalgas, otros de cabeza, uno que sin una cesárea no hubieran podido nacer, otros que apenas dan tiempo a la madre de darse cuenta de que está naciendo, otros que anuncian su llegada durante días. Y, a veces, en lugar de escuchar e intentar conocer y comprender al hijo, nos dedicamos a intentar que cambie de posición, que vaya más lento o que vaya más rápido.
Todas las formas de nacer dejan una huella, tanto el parto vaginal sin analgésicos como la cesárea. Aceptarlas, liberándonos de frustración, culpa o resentimiento nos ayudará a descubrir, sentir y acompañar el proceso que hará el nuevo ser para transformar esa marca de nacimiento. Para mi ese es el regalo que podemos hacer los padres a los hijos, aprender a acompañarlos en sus caminos y decisiones; y empezar a hacerlo mientras están en el vientre.
Si las mujeres ponemos toda nuestra intención en que el nacimiento se produzca de la forma más natural posible, desarrollaremos todas nuestras capacidades para que así sea. Y también para que naturalmente sepamos aceptar la experiencia que nos llega, con ojos abiertos, sin caer en engaños, sabiendo que no está sólo en nuestras manos el decidir la forma en que nacerán los hija. 

Tere Puig